Para una casa que tenga grandes espacios y dimensiones, el uso del teléfono es de gran ayuda y sobre todo comodidad. Ya que muchas casas instalan una especie de intercomunicador o citófono.
Las casas que necesiten de varios teléfonos, la mayoría de las veces son casas de mayor tamaño, por lo tanto necesitan de muchos teléfonos, y una gran alternativa es instalar teléfonos inalámbricos.
La persona que tenga un teléfono inalámbrico, no tendrá problema en contestar o hablar por teléfono mientras haga otras cosas, es por eso que la venta del teléfono inalámbrico ha subido considerablemente, ya que el teléfono inalámbrico ofrece gran comodidad. Las personas que tengan mucho trabajo en sus oficinas, y lleguen a sus casas a seguir con las tareas del hogar generalmente tienen poco tiempo para tomar el teléfono, sentarse y conversar, es por eso que muchas mujeres han decidido cambiar su teléfono convencional por un teléfono inalámbrico, ya que gracias a este aparato podían seguir haciendo sus deberes logrando hablar por teléfono sin despreocuparse de otras cosas o dejar de hacer las tareas que realizaba.
Para las personas que son un poco nerviosas o más dinámicas y tienen que moverse de un lado a otro, también prefieren el teléfono inalámbrico, ya que este les permite estar dentro o fuera del hogar.
El teléfono inalámbrico también se utiliza muchísimo en las oficinas, ya que con solo cargar el teléfono, usted puede movilizarse de un lado a otro pudiendo a la vez estar en contacto con la persona al otro lado del teléfono.
El teléfono es un dispositivo de telecomunicación diseñado para transmitir señales acústicas por medio de señales eléctricas a distancia. Muy parecido al teletrófono. Durante mucho tiempo Alexander Graham Bell fue considerado el inventor del teléfono, junto con Elisha Gray. Sin embargo Bell no fue el inventor de este aparato, sino solamente el primero en patentarlo. Esto ocurrió en 1876. El 11 de junio de 2002 el Congreso de Estados Unidos aprobó la resolución 269, por la que se reconocía que el inventor del teléfono había sido Antonio Meucci, que lo llamó teletrófono, y no Alexander Graham Bell. En 1871 Meucci sólo pudo, por dificultades económicas, presentar una breve descripción de su invento, pero no formalizar la patente ante la Oficina de Patentes de Estados Unidos
